¿Cuál es la normativa para la eliminación de plagas?

Cuando se contrata una empresa profesional de control de plagas, usted contrata un servicio que ha de adoptar las medidas más adecuadas para prevenir y/o controlar la plaga, y no se contrata forzosamente una aplicación de plaguicidas.

La empresa ha de estar inscrita en el Registro de establecimientos y servicios plaguicidas para hacer tratamientos de desinsectación y desratización.

Sólo se pueden utilizar los plaguicidas registrados y autorizados por el Ministerio de Sanidad y Consumo.

Carnet DDD

El personal que realiza las aplicaciones ha de tener por obligación el carnet de aplicador de tratamientos DDD, que facilita el Departamento de Sanidad y Seguridad Social.

La persona responsable del tratamiento ha de tener el carnet de aplicador de nivel cualificado y el personal auxiliar del tratamiento, el carnet de nivel básico.

El responsable de la aplicación le ha de informar previamente del tratamiento que realizará y, especialmente, del plazo de seguridad que hay que respetar y de la necesidad de ventilar el local antes de volver a utilizarlo.

Le ha de dar un documento donde se especifique, como mínimo, la información siguiente:

  • Los datos de la empresa que realiza el tratamiento (nombre y número de inscripción en el Registro.
  • Identificación de la superficie o del local que hace falta tratar.
  • Especificación de la plaga a tratar.
  • Plaguicidas utilizados: nombre, número de registro y cantidad aplicada.
  • Tipo de tratamiento y técnica de aplicación del plaguicida.
  • Medidas de precaución y seguridad que se han de tomar después la aplicación.
  • Plazo de seguridad.
  • Día y hora de inicio y finalización del tratamiento.
  • Nombre y firma del responsable técnico y fecha de expedición de su carnet de aplicador de nivel cualificado.

Norma UNE335

Las clases de riesgo de ataque biológico en la madera (UNE EN 335)

Durante cerca de un siglo, la madera ha sido relegada en nuestro país a un papel secundario, siendo utilizada fundamentalmente en obras de circunstancia y en la fabricación de cimbras y encofrados.

Las causas fundamentales hay que buscarlas en la política económica general y en un cierto desprecio por los materiales tradicionales a favor de las nuevas tecnologías de la estructura metálica y los hormigones armados y pretensados.

A esto hay que añadir el mal uso, tratamiento y manipulación de la madera que se empleó en las décadas de los 60-70.

La irrupción en el mercado de las estructuras de madera laminada ha hecho que, sumado al buen hacer de las nuevas tecnologías y productos protectores existentes en la actualidad, se produzca una demanda cada vez mayor de la madera como uso arquitectónico.

Sin embargo, hoy existe un gran desconocimiento de toda la problemática que se tiene que dar para poder prescribir este material en la construcción. Por tal motivo creemos que con este artículo vamos a poner un grano de arena sobre cómo empezar a saber lo más importante de este material.

Esta norma UNE en 335 establece cinco clases de riesgo que se corresponden con las diferentes situaciones de servicio en las que puede estar expuesta la madera y sus productos derivados.

Asimismo, se indican los agentes biológicos que corresponden a cada situación. El proscriptor puede utilizar la norma para identificar la clase de riesgo de una situación de servicio determinado desde un punto de vista físico y geográfico.

La lista siguiente es la base principal del conocimiento de los arquitectos para poder determinar los agentes biológicos que pueden atacar a la madera en una situación.

El arquitecto puede entonces considerar el tipo y la duración de la prestación requerida, seleccionar un nivel apropiado de durabilidad y asegurarse de que la madera o producto derivado de la madera ofrece esta durabilidad.

  • Clase de riesgo 1: Situación en la cual el componente está bajo cubierta, completamente protegido de la intemperie y no expuesta a la humedad.
  • Clase de riesgo 2: Situación en la cual el componente está bajo cubierta y completamente protegido de la intemperie, pero en la que se puede dar ocasionalmente una humedad ambiental elevada (la humedad ambiental elevada puede conducir a una humectación ocasional pero no persistente).
  • Clase de riesgo 3: Situación en la que el componente se encuentra a descubierto pero no en contacto con el suelo. Puede o no estar permanentemente expuesto a la intemperie, pero en cualquier caso sometido a una humidificación frecuente.
  • Clase de riesgo 4: Situación en la cual el componente está en contacto con el suelo o con agua dulce y expuesto a una humidificación permanente.
  • Clase de riesgo 5: Situación en la que el componente está en permanente contacto con el agua salada.

Consulte desde esta página con el departamento comercial de Ibertrac para ampliar está información, o llámenos directamente al 934 393 104.

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